jueves, 2 de octubre de 2008


¡Oh Isis! Madre del Cosmos raiz del amor, tronco, capullo, hoja, flor y semilla de todo lo que existe.

A ti, fuerza naturalizante, te conjuramos.

Llamamos a la reina del espacio y de la noche.

Y besando sus ojos amorosos, bebiendo el rocío de sus labios, respirando el dulce aroma de su cuerpo, exclamamos: ¡Oh Nuit! Eterna seidad del cielo, que eres lo que fue y lo que será.

¡ Isis, a quien ningún mortal ha levantado el velo!

Cuando tu estés bajo las estrellas irradiantes del nocturno y profundo cielo del desierto,

con pureza de corazón y en la flama de la serpiente te llamamos.

¡Heme aquí, heme aquí, oh mi secreto, oh mi confidencia!
¡Heme aquí, heme aquí, oh mi fin, oh mi sentido!
Te llamo. . . no, ¡eres tú quien me llama a Ti!
¿Cómo te hubiera hablado, a Ti, si Tú no me hubieras hablado a mi?
¡ Oh esencia de la esencia de mi existencia, oh termino de mi designio!
Tú que me haces hablar, ¡oh Tú, mis enunciaciones, Tú, mis parpadeos!
¡ Oh Todo de mi Todo, oh mi oido, oh mi vista!
¡Oh mi totalidad, mi composición y mis partes!
¡Oh Todo de mi Todo, Todo de toda cosa, enigma equivoco,oscurezco el todo de Tu todo al querer expresarte!
¡Oh Tú, de quien mi espíritu estaba suspenso, ya al morir de éxtasis!
¡ Ah continúa siendo su prenda mi desdicha. . . !
¡Oh supremo objeto que yo solicito y espero, oh mi huésped!
¡Oh alimento de mi espíritu!, ¡oh mi vida en este mundo y en el otro!
¡Sea mi corazón Tu rescate!
¡Oh mi oido, oh mi vista!
¿Por qué tanta demora, en mi apartamiento, tan lejos?
¡ Ah! aunque para mis ojos Te escondes en lo invisible, mi corazón ya te contempla, desde mi alejamiento, sí, ¡desde mi exilio.!

Iman Al Hallaj (857 - 922) Gran maestro sufi